TOPÓNIMOS, EXPRESIONES, DICHOS Y MOTES:
Iguña y Anievas son territorios ricos en la utilización de palabras creadas en la zona o localismos, referentes al campo, a las costumbres, paisajes, a accidentes geográficos...
Ello ocurre con el nombre de los pueblos, estos nombres no son fruto de un capricho particular, sino que el instinto y la razón de calificarlos se fundamenta en la estructura topográfica, en su forma o en el uso a que se destina el terreno. El conocimiento toponímico no es cosa banal, de él surgen muchas veces datos de tipo histórico, etnográfico y tradicional.
Iguña, Jano, y Besaya son los términos toponímicos principales de la nomenclatura de la zona.
El nombre de Iguña proviene en las escrituras más antiguas del año 978 del término “Egunna”, pasando a denominarse “Eggunia” en 1068, así hasta llegar a la final “Iguña”, se cree que la traducción de estas palabras viene a significar “Valle de la Laguna” y por consiguiente se deduce que “Arenas de Iguña” pudo ser en tiempos primitivos un arenal lacustre, reforzado por los meandros y depósitos de acarreo del Besaya.
El siguiente término “Jano” (referente al Pico Jano, cumbre más significativa de los Valles, y localizada en Bárcena de Pie de Concha): son bastantes los lugares elevados y cumbres que en Cantabria encontramos con la denominación de Jano, Hano o Ano. El origen de estas palabras puede estar en la palabra Fano, que en el siglo XV se entendía como alto. Hasta hace poco se conocían como janeros a los pastos de altura y de difícil acceso.
Se cree que en estos lugares altos se practicaban ritos de alabanza a alguna divinidad pagana o se celebraban fiestas de Plenilunio, pues es sabido que las reuniones religiosas que realizaban los cántabros eran en lugares altos y al descubierto. Así relacionamos estas cumbres con Jano, el Dios del Sol. En su honor se esculpía una efigie de una cabeza con dos caras, que se ponía en lo alto de la cumbre significando; el pasado y el porvenir, lo grato y lo desagradable, y a la vez servía de límite fronterizo entre dos caminos.
Otra derivación del origen de la palabra Jano, puede ser la que venga de Janus o Jama, que significa: puerta o pasadizo, en Cantabria existen estas puertas o pasos en las entradas y salidas de las cordilleras o cadenas montañosas, otras veces se llaman también portillos, de este nombre tenemos presencia en Anievas, en el puerto de montaña que lleva el nombre “El Portillón” y que sirve de límite entre el propio Valle y el Valle de Toranzo. Y en el mismo Monte Jano, aparece un lugar denominado “El Portillo del Oso”.
Cotillo:
Barriopalacio, viene formado por la conjunción de dos palabras, “barrio”, significando la parte baja del pueblo, donde vivían los aldeanos. Y “palacio”, en la parte alta y hoy desaparecido se situaba una gran casona palaciega donde residía el señor dueño de todas las tierras del pueblo.
Calga, debería su nombre este pequeño pueblo de Anievas a la gran cantidad en sus prados y monte de una hierba conocida con el nombre de “calga”, muy apreciada, ya que con ella y tras una labor artesanal se hacían sogas y cuerdas de gran resistencia.
Villasuso, da nombre a un pueblo situado en una colina elevada, ya que es el señalado por el sufijo “suso” que aporta ese significado.
Señalaremos también lugares que reciben nombres concretos, aunque no denominen a pueblos o barrios, si dan nombre a zonas de monte o lugares conocidos, casi todos por motivos geográficos. Se trata de nombres que se pueden reconocer en otras comarcas, aunque hay algunos exclusivos de esta comarca de los valles de Iguña y Anievas.
Cierro: se denominaban así a los prados que se encontraban en el monte común o lindantes con él, estos nombres aún se conservan en la actualidad.
Lama: encontramos en los valles zonas que reciben esta significación, refiriéndose a lugares que fueron propiedad comunal destinada a pastos que eran arrendados a los vecinos, por parte de una entidad pública, Junta Vecinal o Ayuntamiento.
Panda: se trata del nombre que recibe un espacio abierto y descampado en una loma suave y prolongada.
Pombo: se llama así a la cumbre o cima de una montaña.
Rozadío: era un lugar donde abundaba el rozo, o las árgomas y las zarzas, que se utilizaban para hacer la cama del ganado, ya que son malas hierbas que no sirven de alimento.
Sel: eran los lugares comunales, adecuados para el pasto, que se utilizaban según el ritmo de las estaciones, en los prados bajos y montes altos se llamaba así a las zonas donde el ganado se reunía para dormir, ensombrarse o abrigarse del frío.
Varga: este nombre lo recibían los lugares que se encontraban en lo más alto de una cuesta o camino.
La Heras: recibían este nombre los lugares donde en un tiempo se cosechó trigo.
Busta: tiene equivalencia con monte, braña o cabañal con pastizales para el ganado bovino en invierno o en verano.